8 de junio de 2011

AGREDIERON A UN ARBITRO EN LAS HERAS

En el centro de residentes chilenos luego de finalizado el encuentro fue brutalmente agredido el árbitro Alfonso Herrero por jugadores del Club Salta, que cayeron 3 a 2 ante Atlético del Sur. El clásico de Las Heras fue para 5 de Octubre, ganando 1 a 0 en su visita al Deportivo Las Heras. Por su parte, Nocheros vencía 2 a 1 a El Zonda y se suspendió porque se lesionó el árbitro y no había reemplazante, restando 20 minutos de juego.

El Arbitro Alfonso Eduardo Herrero marcó el pitazo final. Ganó Atlético del Sur 3 a 2 a Salta. Ante la impotencia del resultado un jugador del equipo perdedor agredió con un golpe de puño (cobardemente desde atrás) al árbitro, que cayó al piso y recibió varias patadas en el suelo luego de su caída. Se iniciaron forcejeos entre jugadores, cuerpo arbitral y personal policial, que solicitó refuerzos ante lo sucedido. Resultado de lo ocurrido: el árbitro es trasladado en ambulancia al nosocomio local presentando según parte médico “Hematoma contuso en región facial de reciente data con tiempo de curación de 7 a 10 días aproximadamente, fractura de brazo derecho con tiempo de curación de 45 a 60 días aproximadamente”. Por su parte un jugador de Atlético Salta (quien habría sido el primero en agredir al árbitro y luego habría recibido una posterior represalia por parte del asistente Farías) presenta “fisura de cráneo con herida contusa en región parietal derecha de 5 cm de longitud aproximadamente.” El asistente Farías presenta “hematoma contuso en región facial, región dorsal y región anterior de pierna derecha, hematoma contuso en hombro izquierdo con impotencia funcional sin signos de fractura.” Por si fuera poco uno de los agentes de policía sufrió traumatismo de mano derecha. Todo esto formó parte el último fin de semana de un bochornoso espectáculo que se supone deportivo, destinado a la recreación y al ejercicio en pos de una mejor calidad de vida, sana y saludable. La presente crónica debería contener los detalles de los encuentros de la última fecha, tales como los goles, la gran victoria de 5 de Octubre, que le ganó el clásico en calidad de visitante al Deportivo Las Heras, los planteos de los equipos, las claves del resultado, la fotografía de algún partido y el posicionamiento en la tabla. Todo quedó relegado por los hechos de violencia irracional ocurridos nuevamente en la localidad de Las Heras, tan predispuesta a la hora de la agresión, del manejo de los individuos según sus propias reglas, las cuales siempre incluyen métodos coercitivos propios para hacer valer los tan nombrados derechos que siempre se tienen, porque seguramente el o los agresores se sintieron convencidos de que “tenían el derecho” de desquitarse, de hacer justicia por mano propia, como sucede en la mayoría de los ámbitos de esta localidad. En este caso quizás por algún “error imperdonable” del árbitro, o porque perdieron y no hay mas chances de campeonato o porque vieron en el hombre del silbato la figura de autoridad más cercana que tenían en ese momento, entonces descargando broncas procedentes de otro ámbito recurrieron a lo más primitivo y vergonzoso que puede recurrir una persona, olvidando que se trata de un simple encuentro de fútbol, que al otro día hay que ir a trabajar (o retornar a la ruta con la medida de fuerza de turno a la cual no es ánimo de esta nota cuestionar su justificación o no). Que en fin, la vida sigue y que un partido se gana o se empata o se pierde pero no es lo más importante. Las Heras el último domingo terminó de reflejar los vicios propios de esta era que nos toca vivir. Una era en donde todos tenemos derechos pero parecería que ninguno tuviéramos obligaciones, en donde mi derecho puedo defenderlo como se me antoja, donde la vida del otro (en este caso la del árbitro del encuentro) no interesa y sólo sirve para que otros puedan desquitarse, olvidando los derechos del resto y actuando con el egoísmo (que no significa pensar en uno mismo sino no pensar en los demás) sin sentido que se manifiesta al cercenar los derechos ajenos porque quizás hay otro en otro lugar que según mi parecer no me respeta, potenciando hasta el infinito la magnitud del daño del resultado adverso en un simple encuentro de fútbol, como si fuera “el fin del mundo” sin siquiera reparar en que el deporte siempre da revancha y los partidos que ayer se perdieron hoy se ganan por goleada y viceversa. Lo más lamentable de lo sucedido, más allá de este hecho, es que por noventa minutos los espectadores, los participantes y todos en Las Heras teníamos esa “vía de escape” que implicaba ir a la cancha para aislarse de los problemas que vienen sucediendo. Ahora ni el fútbol es ajeno a los conflictos de una sociedad que una vez más mostró su peor cara.

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